Cada año espero entusiasmada la muestra de documentales que afloran a través de algún evento en Puerto Rico organizado por una universidad, una alianza comunitaria o una entidad sin fines o con fines de lucro. Sin embargo, estar expuesta al aprendizaje acerca de los procesos creativos y de producción de un documental es otra experiencia como espectadora. La oportunidad se ha dado a través de DocuPerú en alianza con AdocPR. Un puertorriqueño radicado desde hace dos décadas en el Perú y una peruana, ambos excepcionales documentalistas y cineastas, suman a mis aprendizajes tras conocer su metodología.
De repente yo estaba ante el video, la fotografía, la técnica de murales y el fanzine -publicación casera que puede tornarse en pequeña revista, libro o tarjetas para compartir historias- como texturas de la imagen y el lenguaje. Con ello he presenciado en teoría el nacimiento de los audiovisuales producto de la acción participativa comunitaria. Es comparable al acontecimiento de un parto natural y observar la llegada al mundo de una criatura.
Lo novedoso de esta metodología es su carácter de acompañamiento y mentoría entre expertos y aprendices que logran producir un documental participativo-comunitario en una semana, dejando a la comunidad liderando el dar a conocer su criatura. La clave está en conectar con la gente que va a participar de la mano de una lideresa o líder comunitario quien crea las condiciones tras el activismo cultural desde la Comunicación. Se aprende a: cómo trabajar entre personas diversas, consensuar en colectivo entendimientos que respondan a: para qué están realizando el documental y porqué es importante el tema que seleccionan en representación de la comunidad.
Así las cosas, se incrementa el pulso del conocimiento entre los participantes comunitarios con los juguetes técnicos y básicos (cámaras de video, fotográficas, claqueta, anti-viento (parecido a un plumero), micrófono, grabadora, auricular, lentes, computadora, equipo de audio y sonido, otros). Lo descrito procura estar dentro de los parámetros de la viabilidad de la producción con equipo esencial distanciados de las prácticas del consumo de colección de juguetes técnicos.
Los grupos de personas estratégicamente conformadas son el punto de inflexión de la magia participativa. Se pone en acción lo consensuado a través de: las tomas de video que incluye la técnica de animación -stop motion-, fotografías, las narrativas escritas, los dibujos cincelados, los diagramas y folios, los títulos, el ritmo sonoro, las prácticas para modular la voz, miradas, emociones y sobre todo la edición del documental que posibilita su muestra final junto a la exhibición fotográfica.
José Balado y Jimena Mora han trabajado desarrollando esta metodología desde DocuPerú, entidad con una trayectoria de 20 años que, en alianza estratégica con ADocPR y otros apoyos han hecho posible los encuentros en Puerto Rico. Su caravana educativa es apenas el inicio de un recorrido entre espacios como la Casa Comunitaria de Medios en Salinas, Casa Juana Colón en Comerío, el junte de participación comunitaria desde la fundación Luis Muñoz Marín en Trujillo Alto. Asimismo, conversatorios con estudiantes en la Universidad de Puerto Rico, entre otros y la muestra del largometraje Bruma que engalana al teatro de la Universidad Interamericana, Conservatorio de Música y el Archivo General de Puerto Rico. En Borinquen existen esfuerzos de documentales participativos con estudiantes y representantes de la comunidad. Sin embargo, esta metodología de DocuPerú honra lo que significa el concepto de un junte participativo-comunitario dado que da paso de avanzada y reta al documental a ir más allá de ser un género, convirtiéndolo en una forma de vida.
Mariely Rivera-Hernández- La autora es investigadora independiente, educadora, podcaster y fundadora de ChangeMaker Foundation.
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